En un contexto sin atributos la propuesta se inclina por trabajar sobre la vivienda y el concepto de habitar contemporáneo, para más tarde recomponer la situación y ajustar las condiciones del bloque:  sus sistemas de circulación, sus diferentes niveles, la manera de apilar en altura, la imagen y la materialidad.
 
El proyecto se inicia entendiendo el entorno en un contexto más amplio. Un contexto en relación con las condiciones climáticas, ambientales, sociales,… Una vivienda conectada con el mundo mediterráneo, con sus luces intensas y sus sombras potentes. Con una arquitectura donde, más que ventanas, aparecen huecos horadados sobre lienzos planos y donde la lectura de la sombra es a veces más importante que una descripción literal de una determinada realidad. Se ha buscado que las viviendas refuercen los atributos del “medio”, donde se van a desarrollar las nuevas vidas de los futuros habitantes.

Se parte de la dimensión transversal del solar para crear una vivienda pasante de doble crujía longitudinal y doble altura. Así,  aparece uno de los espacios protagonistas de la vivienda; un espacio exterior de 4x2.50m. y 5.35 m. de altura, un jardin vertical abierto a sur y sobre el que se hace girar  toda la vida de la casa. Un espacio exterior para disfrutar del aire fresco, del sol,… y donde extender las actividades cotidianas de la casa.

En diagonal con ese vacío aparece otro, a norte, que es un patio cubierto pero abierto, donde se produce el acceso a la vivienda desde el sistema de circulaciones comunes del bloque. Este espacio construye una suerte de “puerta” de la casa., una superficie donde relacionarse con el resto de vecinos del bloque.

El espacio interior de estas viviendas esta marcado por esta diagonal de espacios exteriores y se configura como  dos crujías desplazadas ligeramente donde desarrollar con libertad las actividades de día. Un pequeño nucleo de aseo, lavadero y una parte de mobiliario fijo de la cocina deja el resto para disponer los muebles de forma libre. La vivienda se cierra para abrirse  a los dos espacios exteriores de la casa.
Una escalera colgada de la planta superior nos indica el camino hacia las zonas de noche: los dormitorios, los baños y una pequeña zona de trabajo tranquila abierta al jardin.

Esta vivienda se apila de forma alterna en tres plantas dobles con acceso por corredor. Este apilamiento en damero permite romper la monotonía de la repetición sistemática y propicia la aparición de una secuencia de huecos más dinámica, menos pesada. Las fachadas se equilibran.

Dos nucleos de comunicaciones verticales situados en los extremos del bloque permite acceder a los corredores, a las 6 viviendas del ático y a las 5 que remata uno de los extremos del bloque.y que completa el programa.

Del total de 44 viviendas: 31 son de tres dormitorios, 6 de dos dormitorios y 7 de un dormitorio.

A pesar de las dificultades de desarrollar un aparcamiento en la parcela se ha propuesto un garaje en dos plantas enterradas con acceso desde la calle Thomas Alba Edisson mediante una rampa longitudinal. El aparcamiento se organiza mediante una calle central que distribuye plazas de aparcamiento en batería y en cordón alternativamente. Se dispone unas bolsas de maniobra en los puntos significativos  para permitir los cambios de dirección. Se resuelven 20 plazas de aparcamiento en el primer sótano y 24 en el segundo,  dotando a cada vivienda de su correspondiente plaza.

La planta baja se eleva sobre el nivel de la calle con un doble motivo; por un lado permitir un desarrollo menor de la rampa del aparcamiento y por otro elevar el suelo de la planta baja preservando la intimidad de estas viviendas.

Este zócalo resuelve el arranque del edificio, un bloque sencillo que reparte llenos y vacios por la superficie tersa de sus planos. Cada vivienda tiene un solo hueco por fachada y planta y esto permite identificar claramente las unidades dentro del conjunto. Los huecos no son ventanas, son perforaciones horadadas en la superficie.

Desprovisto de voluntad formal el bloque se adapta al solar y se muestra con esa condición austera que le concede el revestimiento de mortero gris en el exterior y la claridad que le otorga el hecho de ser absolutamente blanco en el interior.